Hoy en día poca gente se atreve de hablar de salud mental porque se ha convertido en un tema tabú ¡Cómo tantos otros temas!
No debemos evitar hablar de salud mental y reconocer que todos hemos necesitado o necesitamos ir al psicólogo. No hay que estar necesariamente loco para ir a un especialista al que poder decirle lo que se nos pasa por la cabeza. Es de valientes reconocer que de vez en cuando se necesita ayuda para aclarar nuestras ideas, cuando llegado el momento somos incapaces de aclararlas por nosotros mismos.
Durante mi infancia fui al psicólogo porque era muy reservada. Me costaba mucho decir las cosas y sufría bullying en el colegio. Era muy dependiente, emocionalmente hablando, de los adultos. Siempre buscaba su aprobación, ya fuesen miembros de mi propia familia o mis profesores de escuela, para que estuvieran contentos conmigo. Así trataba de evitar que me gritaran todo el tiempo por cualquier cosa que los demás considerarán que hacía mal.
A medida que pasó el tiempo fui menos reservada y menos dependiente. Ya no buscaba satisfacer a nadie a la hora de decir o hacer cosas. Por eso muchas veces logro que la gente me tome más en serio como persona adulta, que realmente soy, y que no me vean como una niña.
Seguiré yendo al psicólogo cada vez que lo necesite, sin sentir ningún tipo de vergüenza porque no hay que tenerla nunca.
¡Por una salud mental gratuita para todos!
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