Sexualidad y discapacidad

     Hoy en día, todavía, hablar de sexualidad es un tema tabú y también hay falsos mitos sobre este tema como que las personas con discapacidad no tenemos necesidad de descubrir nuestro cuerpo y que tampoco necesitamos tener pareja.

 Pero yo creo que eso surge porque tanto nuestros abuelos como nuestros padres se criaron en épocas totalmente distintas, en la que no se hablaba de la sexualidad en casa, en los colegios, en otras instituciones educativas o entre amigos porque no era correcto hablar de ese tema. 

  Entonces sí que, obviamente mi generación, ha podido marcar cierta diferencia con la de nuestros abuelos y padres; aunque solemos sacar con chistes o chascarrillos el tema de la sexualidad sí que es verdad que a nosotros mismos nos da como cierto pudor, de vez en cuando, hablar del tema en cuestión. 

  Nuestros padres, con buena intención, intentaron que recibiéramos una educación parecida a la de ellos. Por eso muchos de los chavales de treinta y pocos o veinti y pocos hemos ido a colegios de monjas o curas y ya se sabe que los curas y las monjas no hablan de sexualidad para que la gente tenga un conocimiento de su cuerpo y de que es algo natural en el ciclo de la vida de cualquier persona, y que no se va al infierno por saber de este tema o que si se practica la masturbación en la intimidad puedes acabar ciego o cualquier otro falso mito.

    Por eso ahora que estoy cerca de los 34 años me arrepiento de haber sido en ocasiones demasiado pudorosa con este tema al respecto y no querer asistir a charlas de sexualidad ya sea en el instituto o en alguna otra institución educativa en mi etapa más adulta y no tuviera en su momento inquietud de conocer mejor mi cuerpo, tanto yo sola como con otra persona en la intimidad, en caso de haber llegado a tener pareja en algún momento de mi vida adulta. 

    ¡Spoiler! No tengo pareja ni nunca la he tenido y no es porque no haya querido sino porque todavía no se ha presentado la ocasión de tenerla.  

    Por eso es importante que a la siguiente generación a nosotros, y me refiero a los que somos todavía jóvenes, guapos, inteligentes, y empoderados es necesario que los eduquemos en una correcta educación sexual afectiva y que tengan curiosidad de conocer su cuerpo en solitario o en pareja y que se atrevan a probar diferentes cosas todos los días y así llegar al final de nuestros días y decir no me arrepiento de haber descubierto mi sexualidad y con la persona adecuada que hayamos elegido para ser nuestro compañero o compañera de viaje el resto de nuestra espléndida vida.

    Rocío Granda.


    







Comentarios